domingo, 31 de julio de 2011

AMIGOS, AMIGAS CON DERECHO.......




Hoy  día es cada vez más común  ver a creciente grupo de   hombres, como a mujeres que adopten otra forma de amar, algo en donde el compromiso no existe, sino simplemente un mutuo “acuerdo” de que ambas partes están dispuestas a no vincularse emocionalmente, ni a tener algo permanente y tampoco hacer daños “colaterales”. Esto es  cómodo y benéfico para ambos. Hacer de cada encuentro sexual, algo diferente, y excitante. Claro está que mientras los dos involucrados estén de acuerdo. 


Sin compromiso y libre de problemas Libia tiene 52 años y lleva cuatro en una relación sexual con Andrés, de 58. Nunca se han abrumado mutuamente con problemas personales, ni dolencias, ni achaques, ni han discusiones  sobre dinero ni libertad, ni han exigido compromisos ni exclusividad en la relación. Demasiado ocupada con  su vida social y laboral para considerar nada formal, solo una amistad que compartir, soledades acompañadas por breves momentos de felicidad y un “arreglo sexual” en donde por cada cita sean “amigos con derechos”, pero sin compromisos u obligaciones futuras, puede ser cómodo y beneficioso para ambos. 

Hasta hace pocos años en que las mujeres han dejado de depender económicamente de los hombres, se les ha dejado de estigmatizar socialmente por tener relaciones sexuales sin estar casadas, esta modalidad de amar es una opción.



Para las mujeres comprometidas con su carrera y su independencia, el acuerdo sobre sus encuentros sexuales puede ser perfecto. Y lo mismo es para aquellos hombres que “huyen” de la responsabilidad o no quieren un compromiso. Sin resentimientos, celos o vulnerabilidad que pueden obstaculizar las relaciones sexuales convencionales. 

En las ultimas décadas se ha observado en un grupo de  mujeres, sobre todo en aquellas, sobrevivientes de historias de vida muy difíciles,  un cambio en el orden de prioridades con respecto al matrimonio y las relaciones, y cree que el acuerdo de relaciones  sexuales sin compromiso con un “amigo con derecho”, puede ser una opción válida en el futuro. ”Quizás con el anhelo a considerar con más cuidado la naturaleza y calidad de su unión con los hombres”.

Según refieren algunas y algunos que él éxito de este tipo de relación radica en que las parejas tienen normas de procedimiento establecidas. No hay celos ni posesividad; mantienen a sus amigos, amigas con derechos estrictamente al margen del resto de sus vidas; y no los agobian con problemas emocionales. 

¿Pero qué pasa cuando uno de los dos empieza a querer algo más? 

“Ese es el inconveniente de los acuerdos sexuales”, con los amigos con derechos. “Con frecuencia uno de los dos puede encontrarse con que siente algo más profundo hacia el otro. Y puede resultar muy doloroso si estos sentimientos no son recíprocos”. Es un hecho que no todos estamos preparados para el acuerdo sexual, pero también es cierto que hay muchos que lo han hecho funcionar. Así que si lo único que quieres es sexo de vez en cuando, lánzate, pero si lo que buscas es amor y una relación emocional estable, piénsalo bien. Porque podrías salir lastimado/a




viernes, 22 de julio de 2011

El miedo masculino a la potencia sexual femenina

Siendo del Movimiento de Mujeres y Médica Sexóloga me parece muy importante el enlace dado a través de Facebook  por asesoría medica y el siguiente articulo que aparece en la   pagina web: mujerpalabra.net para que lo leamos hombres y mujeres por igual. Siempre que me invitan a programas de TV o radiales, se me hace imposible caer en la  frivolidad y banalidad que siempre le quieren  dar a la temática de la sexualidad. Debe de ser porque es hablar de lo intimo, de lo que es tabú y de lo que se ha mercantilizado ampliamente, sobre todo el tratamiento que se no dá a nosotras las mujeres como objeto sexual, que se consume y desecha. Siempre independientemente de la temática sobre la sexualidad que se quiera tratar, abogo por el respeto a los derechos humanos y a la dignidad humana, por mas que quieran genitalizar la temática somos seres humanos integrales con un vasto universo por descubrir. Debe ser por eso que  no me invitan tan seguido........Finalmente el articulo que me parece muy interesante.



El miedo masculino a la potencia sexual femenina
Coral Herrera Gómez (2010) 


Entre 1970 y 1988, William Hartmann, del Centro para Problemas Maritales y Sexuales, en California, monitorizó el orgasmo de 469 mujeres y 289 hombres voluntarios. El mayor número de orgasmos en una hora fue de 134 para la mujer y 16 para el hombre.
El miedo de los hombres a la potencia arrasadora de la sexualidad femenina ha sido uno de los grandes motivos para encerrar a las mujeres en el ámbito doméstico, para cubrir sus cuerpos (desde el velo hasta el burka), para mutilarlos (dos millones de niñas al año son castradas a manos de sus familiares) y para estigmatizarnos como seres más próximos a la animalidad y la irracionalidad que a la cultura y la civilización humana.




La mayor parte de los monstruos femeninos de las culturas patriarcales son seres eróticos, voraces, insaciables sexualmente, apasionados, crueles hasta el extremo. Las Gorgonas, las Harpías, las Erinias, las Amazonas, las Sirenas, la Esfinge, las Succubus, Medusa, las Lamias, las Centaurides, las Empusas, Artemisa, Afrodita… Otras diosas monstruosas fueron: Andras, un Espectro Bisexual; Astartea, el Ángel del Infierno; Gomory, la Maestra del Sexo; Is Dahut, la Amante Insaciable; Perséfone, la Reina del Inframundo; Zalir, la Lesbiana, Zemunín, la Prostituta. Lamia, el Mito de la Vagina Dentada: es un personaje femenino de la mitología grecolatina, caracterizado como asustaniños y seductora terrible. Otras mujeres malas (malas porque se sienten libres y actúan como quieren) son Lilith (para la cultura hebrea) y Eva (para la cristiana), porque con su curiosidad corrompen la bondad del hombre. 

Lilith es considerada la primera esposa de Adán en la literatura rabínica. En las leyendas populares hebreas es el espíritu del mal y la destrucción, el demonio animal con rostro de mujer. Dios no la creó a partir de la costilla del primer hombre, sino de "inmundicia y sedimento". Según Erika Bornay (1998), Lilith y Adán nunca encontraron la paz, principalmente porque Lilith, no queriendo renunciar a su igualdad, discutía con su compañero sobre el modo y la forma de realizar su unión carnal.
Lilith consideraba ofensiva la postura recostada que él exigía. "¿Por qué he de acostarme debajo de ti?", preguntaba, "yo también fui hecha de polvo, y por consiguiente, soy tu igual". Como Adán trató de obligarla por la fuerza, Lilith, airada, pronunció el nombre mágico de Dios, se elevó en el aire y lo abandonó. La diablesa huyó del Edén para siempre y se fue a vivir a la región del aire "donde se unió al mayor de los demonios y engendró con él toda una estirpe de diablos".





Las religiones monoteístas, en general, se esfuerzan mucho en condenar el deseo de la mujer y en tratar de constreñir el erotismo femenino a la tarea de la reproducción. Según Erika Bornay, los penitenciales medievales revelan que el acto carnal entre un hombre y una mujer no unidos en santo matrimonio era considerado más grave que el asesinato: "El continuo apelar a la abstinencia, esta insistencia la maldad intrínseca del goce sexual, este desprecio sin paliativos por la carne necesitó de la figura de un "impulsor", un culpable, un ser proclive al pecado, que no fuera aquel hombre creado a "semejanza de Dios". Se necesitaba de "otro" que por la lógica de estas filosofías patrísticas, iba a ser otra: Eva, la Mujer. Es en ella en quien los padres de la Iglesia encarnarán todas las tentaciones del mundo terrenal, el sexo y el demonio. Y ello pese a que en el Antiguo Testamento el hombre reconoce a la mujer como su igual".

La moral patriarcal ha dividido a las mujeres en dos grupos: las seductoras, que destacan por su erotismo y sexualidad; sus artes sensuales sirven para desorientar y manipular a los hombres, que tienen que huir de ellas para no sentirse dominados. Y por otro lado están las discretas, que aparentan no sentir deseo alguno. Las primeras son malas porque son promiscuas, y porque no son sumisas a la autoridad masculina, ni se sienten objeto perteneciente a ningún dueño. Las segundas son las madres y las esposas, esas mujeres complacientes y bondadosas que tienen sexo solo por complacer a sus maridos, no porque lo deseen por ellas mismas.
Esta idea implica que su cuerpo, de algún modo, no es suyo, sino del hombre con el que se casa, del cura que la confiesa, del médico que la explora, del gobernador que ejecuta las leyes, de los parlamentarios que las aprueban. Su cuerpo reproductor es un bien social, por eso la maternidad se contempla como algo obligatorio, natural y necesario para las mujeres.
Ya sabemos que a las mujeres que han elegido un camino distinto haciendo ejercicio de su libertad les ha tocado morir torturadas, asesinadas, y quemadas en la hoguera. La figura de la bruja, la vampiresa, la loba, la hiena, ha sido común para representar a las mujeres con deseo sexual, y forma parte de las pesadillas del imaginario masculino la mujer a la que ningún hombre sacia. 

En nuestra cultura, las mujeres que han disfrutado de su cuerpo y su sexualidad han sido siempre estigmatizadas socialmente como malas mujeres, mujeres de vida alegre, mujeres de la calle, putas o ninfómanas. En definitiva, las mujeres que se apartan de sus estereotipos y roles de género, y su función reproductora, son penalizadas socialmente por ello, y esto ha sido así durante muchos siglos. 

Por eso han tenido que recurrir siempre a cómplices y ayudantes para poder vivir su sexualidad al margen de la moral patriarcal. En el caso de las lesbianas, el ambiente doméstico propició de alguna manera que las mujeres pudieran compartir placeres y cariño sin la represión masculina, aunque siempre en la clandestinidad.
En el caso de las heterosexuales, son las alcahuetas, celestinas, criadas… las que ayudaban a las mujeres recluidas en su casa destinadas a un matrimonio de conveniencia. Ellas facilitaban los acercamientos masculinos, el establecimiento de las citas clandestinas, el reparamiento de virgos antes de las bodas, el adulterio sostenido de las casadas. Y es que la hipocresía cristiana y burguesa daba por sentado que las mujeres no tenían deseos propios y que su deber era guardarse del deseo masculino, siempre potente y desbocado.

El clítoris fue descubierto en el siglo XVI y redescubierto por la sexología a finales del XIX. El orgasmo múltiple en el XX. Cuando digo "fue descubierto" me refiero a que lo descubrió la Ciencia, que hasta entonces había sido exclusivamente cosa de hombres. Nosotras ya sabíamos lo del clítoris y también conocíamos los orgasmos múltiples sin que ningún especialista nos tuviera que decir nada. Pero para la opinión pública supuso un escándalo constatar no sólo que la sexualidad femenina no es inferior ni más débil que la masculina, sino probablemente más placentera que la masculina porque la mujer no se descarga y muere, sino que es capaz de perderse en las cimas del placer sin descender de ellas durante mucho tiempo.
En el caso de los hombres, el orgasmo es esencial para la inseminación: las embestidas empujan los espermatozoides dentro de la vagina. El óvulo de la mujer, sin embargo, es expulsado naturalmente por el ovario una vez al mes, independientemente de su respuesta sexual; esto es lo que hace incomprensible la función del orgasmo múltiple para los científicos. 

Según Helen Fisher (2007), una de las causas del orgasmo femenino radica en el placer que siente la mujer: "para la mujer el orgasmo es un viaje, un estado alterado de conciencia, una realidad diferente que la eleva por una espiral que llega hasta el caos, y que luego le proporciona sensaciones de calma, ternura, y cariño que tienden a cimentar la relación con el compañero". 

Otros autores inciden en la idea de que el orgasmo sacia a la mujer, y eso la induce a permanecer acostada, lo que impide que la esperma escape del canal vaginal. El antropólogo Donald Symons piensa que, al no tener el orgasmo femenino una utilidad directa en la concepción, es un fenómeno anatómico y fisiológico innecesario que ha subsistido a la evolución femenina solo por su importancia para los hombres. Como el orgasmo es señal de haber llegado a la máxima satisfacción, a los hombres les gusta que la mujer lo experimente porque es la prueba de la gratificación de su compañera, y tal vez porque suponen que de ese modo tenderá menos a buscar aventuras sexuales. 

Desde esta óptica (poco afortunada a mi entender), el orgasmo femenino sirve o existe para alimentar el Ego del macho y lo prueba el hecho de que muchas fingen tenerlo para no herir a su compañero. Catharine MacKinnon, por ejemplo, ve en la "simulación del orgasmo" una demostración ejemplar del poder masculino de conformar la interacción entre los sexos de acuerdo con la visión de los hombres, que esperan del orgasmo femenino una prueba de su virilidad y el placer asegurado por esta forma suprema de sumisión.
Como el placer femenino no ha de ser retenido, ni cae en picado como sucede en la eyaculación, la mujer que disfruta está siempre en el cénit, navegando por las cumbres del éxtasis. Es, en este sentido, un placer desordenado, sin principio ni fin: "En su erupción voluptuosa, el cuerpo femenino es desobediencia civil a la anatomía impuesta; induce metafóricamente una nueva socialidad, un nuevo exceso; y demuestra lo siguiente, que lo genital y sus placeres localizados son una limitación a la que un día, hace poco, obligamos al cuerpo". (Pascal Bruckner, 1977)

La sexualidad femenina confunde al hombre, según este autor, porque constituye, aun hoy en día, un tipo de sexualidad diferente a la suya, un mundo, pues desconocido y temible. El hombre nunca puede estar seguro de si su aparato sexual va a funcionar como es debido, si después de una erección podrá lograr otra. A veces se encuentra atrapado en su propio falo mientras el placer de la mujer se expande en el tiempo y el espacio: "En los orgasmos de las mujeres habitan unos universos increíbles de los que nos enamoramos locamente a pesar de su distancia insuperable. Aun cuando los gestos de la amada parecen dirigidos y dedicados a nosotros, siguen expresando las oscuras regiones que nos excluyen". (Bruckner, 1977)
Las mujeres deben orientar y definir su erotismo de acuerdo con las normas dominantes y simultáneamente, con las específicas de su género. Las mujeres tienen así, según Marcela Lagarde, una doble asignación erótica: tienen deberes, límites, y prohibiciones, por ser miembros de una determinada cultura, y otros específicos por ser mujeres.

Una de las razones por las que existen entre 85 y 114 millones de niñas y mujeres mutiladas en el planeta es porque se piensa que sin capacidad para tener orgasmo, serán mujeres fieles a sus maridos. Si se mutilan masivamente es porque se sabe que todas las mujeres tienen una sexualidad tan "fuerte" o mayor que la del hombre, y por eso se trata de eliminarla. Porque se entiende el cuerpo femenino como para ser usado por un hombre, no para ser disfrutado por la propia mujer. Y también porque se entiende que la sexualidad femenina ha de ser controlada, constreñida, arrancada, para que no se desparrame. 

La doble moral sexual 

Alejandra Kollontai denunció el fenómeno de la doble moral sexual, que se sostiene sobre la falsa idea de que los hombres tienen derecho a disfrutar de su sexualidad y las mujeres no, porque sus necesidades sexuales "no son tan fuertes como las de los hombres", o porque se considera que ellas no deben disponer de su propia sexualidad para la obtención de su propio placer. 

La doble moral existía ya en la Antigua Mesopotamia, según Carlos Yela García.
Según Barash y Lipton (2003), esta doble moral está muy extendida en la mayoría de las sociedades patriarcales: los hombres disfrutan de mucha mayor libertad que las mujeres para practicar el sexo fuera del matrimonio. Tras examinar 116 culturas diferentes, la antropóloga Gwen Broude señaló que mientras que 63 permiten el sexo extramarital de los maridos, sólo 13 se lo permiten a las mujeres.
La promiscuidad femenina sigue estando peor vista que la masculina, no solo entre los hombres, sino también entre las propias mujeres (Robinson y otros, 1991; A. de Miguel, 1992). En las sociedades patriarcales los hombres aprenden que su promiscuidad sexual es un signo del que jactarse, mientras que las mujeres aprenden que es un signo del que avergonzarse. La disparidad de cifras en las encuestas sugieren que las mujeres ocultan sus infidelidades en mucho mayor grado que los hombres, que tienden a mentir aumentando la cifra de mujeres con las que han compartido una intimidad sexual. 

Esto sucede porque, según Franca Basaglia (1983), el cuerpo femenino es la base para definir la condición de la mujer como un cuerpo apto para la procreación, para dar vida y placer a los hombres.
Y sin embargo, numerosos estudios como los de Beach y Ford (1951) señalan que existe una marcada tendencia a buscar relaciones sexuales fuera de la pareja en prácticamente todas las sociedades humanas, tanto en hombres como en mujeres. Prueba de ello son las culturas donde no existen presiones sociales contra la promiscuidad femenina, en las que las mujeres inician las demandas sexuales con la misma frecuencia que los hombres (Yela, 2002). 

La doble moral se sustenta sobre la base de que las mujeres han de ser fieles a sus parejas masculinas, pero no a la inversa; socialmente es mucho más perdonable el adulterio masculino (lo que se denomina "echar una canita al aire"), que el femenino, penalizado con la muerte en muchas sociedades, y motivo de escándalo y marginación social en casi todas.
Y es que la infidelidad femenina es uno de los terrores masculinos más comunes a todas las culturas patriarcales, porque ser un cornudo es símbolo de debilidad, de poca virilidad, de pérdida del honor. Y porque siempre se ha considerado que la sexualidad femenina no es para ella, sino que existe para el otro, es decir, que tiene que servir para el placer masculino. Se ha concebido siempre como un medio, no como un fin en sí mismo del que el hombre pueda sentirse excluido. 

De ahí que en la revolución sexual de los años 60-70 las feministas lucharan por alejar el cuerpo femenino de la jurisdicción de la Iglesia, el Estado, la Medicina, la moral patriarcal y el macho dominante. Y lo consiguió en parte; en Irán siguen muriendo mujeres lapidadas por haber cometido adulterio; y en España l@s adolescentes claman indignad@s contra las "guarrillas" (chicas que no practican el noviazgo monogámico tradicional y se enrollan con quien quieren y cuando quieren).
Las que sí practican lo que llaman "la normalidad", es decir, las "buenas", no deben de saber lo que han luchado sus madres y abuelas por su libertad y sus derechos, porque se enorgullecen de que sus novios no las dejen llevar faldas cortas, hablar con otros chicos, o salir con sus amigas de fiesta, aunque sus madres y padres si se lo permitan. 

¿Vamos avanzando, o vamos retrocediendo?

Bibliografia
    Barash, David P y Lipton, Judith Eve: El mito de la monogamia, siglo XXI, Madrid, 2003. 
    Bornay, Erika: Las hijas de Lilith, Ensayos Arte Cátedra, Madrid, 1998
    Bourdieu, Pierre: La dominación masculina, Anagrama, Colección Argumentos, Barcelona, 2000.
    Bruckner, Pascal, y Finkielkraut, Alain: El nuevo desorden amoroso, Anagrama, Barcelona, 1979.
    Fisher, Helen: El primer sexo, Taurus, Madrid, 2000.
   Yela García, Carlos: El amor desde la psicología social. Ni tan libres, ni tan racionales, Ediciones       Pirámide, Madrid, 2002.


    domingo, 17 de julio de 2011

    “CUANDO YA NO TE QUIEREN”

    Ese difícil entender y paradójico comportamiento humano:


    “CUANDO YA NO TE QUIEREN”

     



    No eres más mi pareja, no quiero estar contigo, no te deseo, pero te amo igual y quiero estar "de vez en cuando contigo" o "te quiero pero estoy confundido" (hay que resaltar que las mujeres son las que mas sufren la indecisión de los hombres, las mujeres viven el amor de manera diferente) son algunas de las frases que se suelen decir para justificar una ruptura que nunca se termina. Generalmente cuando una mujer decide terminar una relación es de manera definitiva y ha culminado con un largo calvario de sacrificio y entrega incondicional.

    Cuando una pareja termina una relación, se suele sufrir mucho, y es natural, puesto que en ella había depositado mucho amor, muchos proyectos y sobre todo, muchos sueños, que aunque la rutina y el creciente desamor haga imposible la convivencia, siempre existe una expectativa de cambio, que nunca llega, damos y damos…quedando agotados, (en el caso de muchas mujeres despersonalizadas y dependientes)

    Pero la historia terminó, lloramos, nos entristecemos, y pasa el tiempo prudencial para que mejoremos, y suena el teléfono y es el o la ex, llama en son de paz, pero no de reconciliación o cuando hay hijos de por medio, la situación es mas difícil, porque no permite elaborar el duelo si no estamos claro con nuestros sentimientos (amor o costumbre también puede ser comodidad). Y ahí se confunde todo. Vuelven nuestras ilusiones, nuestros proyectos y nuestros sueños. 

    Nos subimos nuevamente a las nubes etéreas del engaño y lo bizarro cuando él quiere tener contacto con nosotras, pero no quiere regresar a la relación o ya tiene a la otra, que por lo general siempre resulta ser “una enemiga en potencia” lo cual resulta un desgaste emocional devastador para la mujer que se enganche en ello: "Te llamo para ver cómo estás”, “mis hijos van a tener una nueva mamá o papa´” es lo más común que se oye, o la muy difícil dinámica de ser padres divorciados y la nueva pareja o la “otra” trata con toda su fuerza de que la separación sea total y eso incluye a los hijos e hijas también.

    Lo cierto es que vamos a estar mal porque nos dejó, o porque hubo mucho daño que naturalizamos y no lo aceptamos, su reaparición a veces hace flaquear los pensamientos y deja pasar los sentimientos. La mayoría de las veces es un mecanismo de control, porque algunos ex no soportan ser reemplazados, aunque tengan pareja, llaman para ver si reanudamos nuestra vida sentimental. Si bien a nadie le gusta que lo reemplacen, en estos casos ellos pueden reemplazar, y ellas “No”.

    El consejo para estos casos es poner límite. Ponerse firmes y si terminó contigo, pues se ha terminado. Nada de establecer una relación con el ex de “amigo con derecho”, nada de contacto para ver cómo estamos, nada, al menos, hasta que hayamos cerrado bien la historia, pasar la pagina, vivir el duelo, superarlo  y estemos listas para volver a verle la cara u oírle la voz. El tiempo para madurar una ruptura puede tardar algunos meses o años, y eso dependerá de la fortaleza interior que tengamos para asimilar la perdida y el  dolor que ello implica.

    Depende muchísimo de la decisión personal de fortalecerse con la experiencia y salir adelante. Pero no permitas ser juguete de nadie, ser la “poceta emocional de tu ex” generalmente descargan contigo sus frustraciones, su desamor, su rabia si tienen problema con su actual pareja, te culpabilizan de ello, no permitas que nadie controle tu vida, si se hace necesario buscar apoyo terapéutico.

    Es muy fácil caer en el círculo vicioso del amor o ilusión, incluso cuando no somos correspondidas, a veces con más adicción porque parece un reto a desafiar. Quedarse aferradas al ex, es un mal que sufren muchas mujeres. Pero no desesperes, romper las cadenas es más fácil de lo que crees. Lo principal, repito depende solo de ti. Romper y ser firme en la decisión, aunque duela, hiera. Al tiempo, te felicitaras por haberlo hecho y te preguntaras ¿Dónde estaba yo, que no lo hice antes? La decisión beneficiara a los dos. 

    Para afrontar un rechazo amoroso, o simplemente que el amor o la atracción que una vez los unió no existe es deshacerse de todo lo que nos recuerde a la persona amada, no llamarla ni intentar contactar con ella nunca más, salir y hacer algo que nos distraiga, retomar nuestra auto valoración con ahincó.  ¿Parece imposible? No lo es, sólo tienes que quitarle a tu ex pareja el poder que tú misma le diste. Nos han enseñado a dar sin condiciones y esperar un “príncipe azul” que luego se convirtió en sapo y no lo queremos aceptar y a él a recibir lo que le enseñaron, a  manejarte a su antojo, a tener poder sobre ti, a controlarte.

    Las obsesiones afectivas están directamente relacionadas con la inseguridad, la falta de autoestima o auto valoracion, el miedo a perder el control, el no poder reafirmar un estúpido machismo ante si mismo y al “afuera”.

     Si logramos obtener una auto valoración de si misma y dejamos de esperar que otro lo “haga” podremos superar una relación destructiva, relaciones insanas que hacen daño a los dos integrantes de la pareja. Los hijos no amarran a ningún hombre. De la experiencia de trabajar con mujeres que viven la violencia de genero, siempre dá tristeza ver cuanto cuesta superar ese  esperar a que te quieran, puede ser una de las experiencias más humillantes y tristes,: "Ya no me abraza, ya no se preocupa por mí" , “me critica por todo lo que hago”, “ me lanza el plato de comida a la cara”, “cuando él llega todo tiene que estar en silencio, se irrita por cualquier cosa” o "Nunca me he sentido realmente amada", “me llama bruja”, “eres una vieja” etc. ¿Qué esperas entonces? Mendigar amor es la peor de las indigencias y a costo de la violencia peor todavía…. ( violencia psicológica, económica, sexual y otras mas, siempre vienen en combo)

    ¿Quién tiene el poder en una relación? No es el más fuerte, ni el que tiene más dinero, es el que necesita menos al otro. Si tu pareja puede prescindir de ti mucho más fácil de lo que tú puedes prescindir de él, hay que equilibrar la situación. Una persona honesta jamás estaría con alguien a quien no ama para aprovecharse de ciertos beneficios, llámese comodidad, dinero, compañía, apariencia, escenografía, etc.  Si no te quieren, no es negociable. ¿Qué vas negociar, qué acuerdos vas a proponer si no hay afectos, sentimientos, ni ganas, ni deseo?

    A veces la esperanza es muy mala consejera.  En ocasiones, la crudeza de la realidad nos quita la carga de un futuro inconveniente. Lo más curioso de este tipo de relaciones es que existen muchas mujeres que se aferran a situaciones y personas que en realidad no les hacen felices.

    Hay que perder el miedo a la mal llamada soledad, muchas veces se esta “junto” pero muy separados. Pensar en  independencia, libertad es una opción a nuestro crecimiento personal y espiritual. Volver a estar soltera, sola o sin pareja puede ser una nueva oportunidad en tu vida, una segunda vez para todo lo que no has podido hacer antes: viajar, salir, seguir estudiando, dedicarte a ti misma, reencontrarte a ti, a tu familia, a tus seres queridos, salir de un exilio social impuesto o autoimpuesto por el temor de no perder a una pareja que nunca te amo, te respeto, te considero.

    Si hay niños de por medio, se debe acudir a un abogado que medie entre las partes para llegar a una separación lo más cordial posible, si temes por tu seguridad personal en caso de violencia de genero, acudir a la fiscalía o a los entes legales que protegen de la violencia contra las mujeres. (He visto caso de mujeres, que han tenido que enfrentar la violencia de su pareja, la violencia de la amante y de la familia de éste).

    Lo mas recomendable para la salud emocional de ambos y si existen hijos producto de la relación, aceptar la realidad de que la historia termino, que se hace necesario un ambiente sin tensiones; ver que su madre ocupa un segundo lugar respecto al padre puede desarrollar en ellos patrones de comportamiento equivocados: de inferioridad en las niñas y dominación en los niños.


    Recomendaciones  para superar una ruptura:

    • No lo llames ni respondas a sus llamadas
    • Olvídate del celular, cambio de número si es necesario
    • Deshazte de todas sus cosas, no tengas nada que te recuerde a él
    • Nada de cenas íntimas para hablar de los dos, siempre acaban de la misma manera. (peleando o en la cama)
    • No te vuelvas a acostar con él; si no te quiere, al menos mantén tu dignidad
    • No le pidas explicaciones ni motivos, todo eso es pasado y no vas a arreglar nada.
    • No te culpes de que no haya salido bien, tú has hecho todo lo que has podido.
    • No caigas en la rueda de interrogar a sus amigos sobre él.
    • Pídele a los amigos que tengan en común que no te hablen de él.
    • Cambia tu ruta para salir y evita los sitios donde él va.
    • Acude a un gimnasio o inscríbete en un curso o realiza una actividad para conocer nuevas personas.
    • Creer, construir, rehabilitar  tu auto valoración personal, espiritual que tú eres igual o vales más que él, que también hay hombres diferentes a él y te aprecien por lo que realmente éres.
    • No descuides tu aspecto físico, de salud, ni espiritual necesitas fortalecerte, sentirte importante, más bella que nunca ante ti misma.
    • Cambia de ambiente en los diferentes ámbitos donde te desenvuelves, ojala fuera de la ciudad los fines de semana
    • Mantener la firmeza en tus decisiones, aceptar que va a doler ,reconocer que  te vas a deprimir y sobre todo “que vas a salir adelante”


    “Siempre se puede empezar de nuevo, en cualquier momento, cualquier día, cualquier instante”

    Facundo Cabral

    Aparte de la experiencia clínica, bibliografía de:

    Walter Riso
    Cuando no te quieren. Los Límites del amor
    Editorial Norma, 2006