viernes, 1 de julio de 2016

Olvida el Kamasutra: las únicas 6 posturas sexuales que existen



En realidad la primicia es de Gabriella Paiella, que ha estudiado minuciosamente clasificaciones con decenas de propuestas y ha identificado los esquemas básicos del sexo heterosexual, para que puedas disfrutarlos con salud sin necesidad de relajante muscular.
No nos engañemos, la mayoría de los catálogos de posiciones sexuales que se ven por ahí son solo un montón de palabrería innecesaria para las mismas posturas de toda la vida. Eso, o directamente son gincanas que ríete tú de Humor Amarillo, y muy mal tiene que ir una situación sexual para que prefiramos interrumpirla por un simpático golpe en la nuca o una chispeante luxación de hombro. Queremos que nuestra pareja vea las estrellas, pero en otra acepción.
Si te interesa la literatura sobre amor y sexo pero estás harto de numeraciones larguísimas bellamente ilustradas con nombres como “la tímida flor de loto” o “el helicóptero diagonal doble” —todos sabemos que al final se quedan respectivamente en “el cardo machacado” y “la araña reumática”—, aquí te traemos la propuesta sincera, la realizable, la que funciona. Las únicas seis posturas que te saldrán naturales y que son tan cómodas, fluidas y prácticas que no necesitas ningún estúpido artículo para… Bueno, las seis maravillosas posturas que hemos descubierto y te contamos a continuación.
En realidad la primicia es de Gabriella Paiella, que ha estudiado minuciosamente clasificaciones con decenas de propuestas y ha identificado los esquemas básicos del sexo heterosexual, para que puedas disfrutarlos con salud sin necesidad de relajante muscular.
1. El misionero o “Estoy cansada”
Durante mucho tiempo este clásico básico ha sido injustamente desprestigiado por la supuesta “pasividad” de la mujer, como dando por hecho que las indígenas no sabían divertirse en las misiones y que descubrieron las bondades del movimiento de caderas gracias a los generosos europeos.
No parece gran cosa a cambio del chocolate y las patatas, pero con todo es una de las formas en que el contacto es más total. Si eres la chica, va muy bien con la luz apagada para disimular una siestecita inoportuna.
2. La amazona o, en versión cañí, “La rociera”
Pues eso; se trata de cabalgar sin silla, no tiene mucha complicación. Aconsejamos permitir al jamelgo en cuestión cierta libertad de movimientos, en lugar de caer sobre él con todo el peso de la ley. En otras palabras: si no se mueve, enciende la luz y asegúrate de que no es una siesta.
Como el hombre no controla el tempo tanto como en el misionero, ayuda a retardar su eyaculación. Eso sí, recomendamos encarecidamente no gritar “¡Arre!” bajo ningún concepto, suele resultar contraproducente.
3. La amazona invertida
Por si nos lees desde una caverna prehistórica, aclaramos que no nos referimos a la misma amazona del punto anterior pero con camisa de cuadros y pelo al cero.
Es más bien como Coco montando en su jaca Paca en dirección contraria a la marcha antes de aprender a hacerlo bien. Lo que pasa es que lo correcto o incorrecto en el sexo no es como en Barrio Sésamo, entre otras cosas porque Barrio Sésamo nunca aburre. Así que cuando la cosa se ponga rutinaria, prueba a ver las cosas, literalmente, desde otro ángulo.
4. El perrito
No confundir con el estilo de natación, a no ser que se desee humillar profundamente a la otra persona. Esta forma de amarse es tan universal como las anteriores, pero por algún motivo nos resulta más vulgar, sucia y chabacana. No todo es positivo, sin embargo, en esta postura. Para el orgasmo femenino no es estadísticamente la mejor.
En cambio, como calentamiento es estupenda, sobre todo cuando el hombre no es especialmente guapo o se ha dormido al sol sin protección con camiseta de tirantes.
5. La cucharita
De nuevo el hombre aborda a la mujer desde detrás, pero se apoyan de lado en la cama (o donde sea). Empar Moliner en su libro 'Te quiero si he bebido' nos regala una variante, “el 44”, que imaginamos con las rodillas más flexionadas. El caso es que funciona seas de letras o de números y aunque tu barrita de energía personal esté casi a cero.
En conclusión, esta postura, también conocida como "Perrito cansado después del trabajo", es idónea cuando no te apetece hacer el amor pero la conversación de “ya nunca lo hacemos” te da aún más pereza que el sexo en sí.
6. Mejor morir de pie que vivir de rodillas
Para auténticos Ches Guevara del erotismo —porque los dos de pie cómodo no es, te pongas como te pongas— la puedes ver descrita también como "Baño de bar pequeño". Una pared le da un tono 'reggaetonero' muy de agradecer pero cuidado con la cabeza, recuerda que "empotrar" es solo una metáfora.
Lo mejor de hacerlo de pie es convencerse a uno mismo de que lo que está sucediendo es tan increíble que no puede esperar a una cama, ni siquiera a una triste silla acolchada. Si no necesitas ni una alfombra del Ikea, felicidades: tu vida sexual es tan satisfactoria que no entendemos que estés leyendo esto.
Hasta aquí las seis únicas maneras en que puedes y debes aparearte en un contexto, digamos, reproductivo. Otra cosa es el sexo sin penetración, o penetrando con otras cosas, pero eso, como diría Michael Ende, es otra historia. Todo lo que inventes fuera de este ABC darwinista nos tememos mucho que no merecerá patente propia.

Amar es un arte, y tu cuerpo un instrumento maravilloso que el músico adecuado puede hacer vibrar. Pero más que un violín, es una zambomba.
Fuente: El Confidencial
AJV

viernes, 4 de marzo de 2016

GENITALES AMBIGUOS


Es una condición  congénita en donde los órganos genitales externos no tienen la apariencia característica ya sea de un niño o de una niña.

CONSIDERACIONES

El sexo genético de un niño se determina en el momento de la concepción. El óvulo (célula sexual femenina) de la madre contiene un cromosoma X, mientras que el espermatozoide del padre contiene ya sea un cromosoma X o un cromosoma Y, los cuales determinan el sexo genético del niño.
Normalmente, un niño hereda un par (un X o Y del padre y un X de la madre) de cromosomas sexuales; por consiguiente, es el padre quien “determina” el sexo genético del niño. Un bebé que hereda el cromosoma X del padre es genéticamente del sexo femenino (dos cromosomas X) y el que hereda el cromosoma Y es genéticamente del sexo masculino (1 cromosoma X y 1 cromosoma Y). Los órganos reproductivos masculinos y femeninos y los genitales provienen del mismo tejido embrionario en el feto.
Si el proceso de diferenciación que hace que el tejido fetal llegue a ser “masculino” o “femenino” se interrumpe o altera, se pueden desarrollar los genitales ambiguos. Estos genitales ambiguos dificultan la identificación del sexo del bebé al nacer como niño o niña. El grado de la ambigüedad varía. En muy raras ocasiones, la apariencia física puede desarrollarse por completo opuesta al sexo genético; por ejemplo, un niño genéticamente masculino puede haber desarrollado la apariencia normal del sexo femenino.
Por lo regular, los genitales ambiguos en niñas genéticas (bebés con 2 cromosomas X) tienen las siguientes características:
  • Un clítoris agrandado con apariencia de un pene pequeño.
  • La abertura uretral (por donde sale la orina) puede estar localizada a lo largo, por encima o por debajo de la superficie del clítoris.
  • Los labios pueden estar fusionados y lucir como un escroto.
  • Se puede pensar que el niño es del sexo masculino con testículos que no han descendido.
  • Algunas veces, se siente una masa de tejido en los labios, lo que hace que se parezca más a un escroto con testículos.
En un niño genéticamente masculino (un cromosomas X y uno Y), los genitales ambiguos generalmente incluyen los siguientes rasgos:
  • Un pene pequeño (menos de 2 a 3 centímetros o 0.8 a 1.2 pulgadas) que se asemeja al clítoris agrandado (es normal que el clítoris de una niña recién nacida sea un tanto agrandado al momento del nacimiento).
  • La abertura uretral se puede encontrar localizada a lo largo, por encima o por debajo del pene o incluso por debajo del peritoneo, lo que hace que el bebé se parezca aun más a una mujer.
  • Puede haber un pequeño escroto que está separado y se asemeja a los labios.
  • Comúnmente se presenta criptorquidia con los genitales ambiguos.
Los genitales ambiguos por lo general no son potencialmente mortales, pero pueden crear problemas sociales tanto para el niño como para la familia. Por esta razón, se convoca a un grupo de especialistas, entre ellos, sexologos,  neonatólogos, genetistas, endocrinólogos, psicologos y psiquiatras o trabajadores sociales para el cuidado del niño.

CAUSAS

  • Seudohermafroditismo: los genitales son de un sexo, pero se presentan algunas características físicas del otro sexo.
  • Hermafroditismo verdadero: se trata de una afección muy infrecuente en la cual se presenta tejido tanto de los ovarios como de los testículos y el niño puede tener partes de genitales masculinos y femeninos.
  • Disgenesia gonadal mixta (DGM): se trata de una afección intersexual en la que hay algunas estructuras masculinas (gónadas, testículos), al igual que un útero, una vagina y trompas de Falopio.
  • Hiperplasia suprarrenal congénita: esta afección tiene varias formas, pero la más común de ellas hace que la niña genéticamente femenina parezca masculina. En muchos estados, se hace una prueba para buscar esta afección potencialmente mortal durante los exámenes de rutina del recién nacido.
  • Anomalías cromosómicas, entre ellas, el síndrome de Klinefelter (XXY) y el síndrome de Turner (XO).
  • Si la madre toma ciertos medicamentos (como esteroides androgénicos) que pueden hacer que una niña genéticamente masculina se parezca más a un hombre.
  • La falta de producción de ciertas hormonas puede provocar que el embrión se desarrolle con un tipo corporal femenino con independencia del sexo genético.
  • Falta de receptores celulares de testosterona. Aun cuando el cuerpo produzca las hormonas necesarias para desarrollarse físicamente como un macho, éste no puede responder a esas hormonas. Esto produce un cuerpo de tipo femenino aunque el sexo genético sea macho.


CUIDADOS EN EL HOGAR

Debido a los potenciales efectos sociales y psicológicos de esta afección, los progenitores deben de recibir contención emocional, asesoría. Desde el punto de vista sexológico y la escuela Bianco se debe de esperar a que la persona crezca para realizar la reasignación sexual, muchas veces se realizan dichas reasignaciones quirurgicas contrarias a su sexo genético y cuando la persona llega a la adolescencia o la adultez y comienza a expresarse las disrrupciones comportamentales en su identidad sexual y la sexualidad en general ( al menos es la experiencia clínica que tenemos al respecto). Tomar una decisión acerca de la reasignación sexual   dentro de los primeros días de vida es de mucho riesgo para el futuro de esa persona por lo que los padres no deben apresurarse.

CUÁNDO CONTACTAR A UN  PROFESIONAL  DE LA MEDICINA.

A usted le preocupa la apariencia de los genitales externos de su hijo o su bebé:
  • Tarda más de dos semanas para recuperar el peso que tenía al nacer.
  • Está vomitando.
  • Parece deshidratado (presenta resequedad en el interior de la boca, no se presentan lágrimas cuando llora, moja menos de 4 pañales en un período de 24 horas, los ojos parecen hundidos).
  • Tiene inapetencia.
  • Tiene episodios en que se pone morado.
  • Presenta dificultad respiratoria.
Todos pueden ser signos hiperplasia suprarrenal congénita.
Los genitales ambiguos se pueden descubrir durante el primer examen del bebé sano.


LO  QUE  SE PUEDE  ESPERAR  EN  EL  CONSULTORIO MÉDICO

El médico realizará un examen físico, el cual puede revelar genitales que no son ni “típicamente hombre” ni “típicamente mujer”, sino algo intermedio.
El médico igualmente hará preguntas sobre la historia clínica para ayudar a identificar cualquier trastorno cromosómico. Las preguntas pueden abarcar:
  • ¿Hay algún antecedente familiar de aborto espontáneo?
  • ¿Hay algún antecedente familiar de mortinatos?
  • ¿Hay algún antecedente familiar de muerte temprana?
  • ¿Algún miembro de la familia ha tenido bebés que han muerto durante las primeras semanas de vida o que han tenido genitales ambiguos?
  • ¿Hay algún antecedente familiar de cualquiera de los trastornos que causan los genitales ambiguos?
  • ¿Qué medicamentos tomó la madre antes o durante el embarazo (especialmente esteroides)?
  • ¿Qué otros síntomas se presentan?
Las pruebas genéticas pueden determinar si el bebé es genéticamente masculino o femenino. A menudo, se obtiene una pequeña muestra de células por raspado de la parte interior de las mejillas del niño (esto se denomina frotis bucal). El análisis de estas células con frecuencia es suficiente para determinar el sexo genético del bebé. El análisis cromosómico es un estudio de células más exhaustivo que puede ser necesario en casos más cuestionables.
Es posible que se requieran exámenes tales como endoscopias, radiografía abdominal, ecografía de la pelvis o del abdomen y exámenes similares para determinar la presencia o ausencia de estructuras genitales internas (como criptorquidia).
Los exámenes de laboratorio pueden ayudar a determinar qué tan bien están funcionando los órganos reproductores, lo cual puede incluir pruebas para esteroides gonadales y suprarrenales.
En algunos casos, se puede requerir una laparoscopia, una laparotomía exploratoria o una biopsia de las gónadas para confirmar la presencia de trastornos que puedan causar genitales ambiguos.
Dependiendo de la causa, se utilizan cirugía, hormonoterapia u otras terapias para tratar afecciones que puedan causar genitales ambiguos.
En algunas ocasiones, los progenitores  toman la decisión de criar al bebé como hombre o como mujer (independientemente de sus cromosomas). Esta decisión puede tener un gran impacto social y psicológico en el niño, así que generalmente se recomienda buscar asesoría.
Nota: con frecuencia es técnicamente más fácil tratar (y por lo tanto criar) al niño como mujer (para un cirujano es más fácil hacer genitales femeninos que masculinos), de tal manera que en algunos casos se recomienda esto incluso si el niño es genéticamente masculino. Sin embargo, esta es una decisión difícil. Usted debe analizarlo con la familia, el pediatra, el sexológo, el cirujano, el endocrinólogo del niño y otros miembros del equipo de atención médica.

NOMBRES ALTERNATIVOS

Ambigüedad genital

domingo, 14 de febrero de 2016

Sexualidad en el Postparto








El postparto puede ser un período difícil en relación a la sexualidad, requiere de ajustes en la pareja y de mucha comprensión mutua. Esta etapa  puede  ser de enriquecimiento de la vida sexual o el comienzo de conflictos de pareja. Sin embargo, muchas veces las parejas tratan de reiniciar la vida sexual como si no hubiera pasado nada, pasando por alto  los cambios que se produce entre ellos  y la necesidad de buscar una nueva forma de relación o un nuevo equilibrio.

Es importante tener presente que la forma, el momento y las condiciones en que se reinicia la vida sexual es variable de una pareja a otra.  La vida sexual se reinicia después de un período de abstinencia durante el embarazo, originado por  temor del hombre de provocar daño al feto o por previas indicaciones medicas por complicaciones en el embarazo (placenta previa, infecciones, riesgo de aborto, etc.) Durante el puerperio también se requiere un período variable de abstinencia (normalmente entre 15 y 30 días o la cuarentena de las abuelas), para asegurar la adecuada recuperación de los órganos reproductivo, prevenir infecciones u otros. Después de este tiempo, la mayoría de los hombres  quieren reiniciar lo más pronto posible las relaciones sexuales. Sin embargo, muchas mujeres están en una condición  diferente y quieren postergar la actividad sexual y coital.

En el postparto  frecuentemente las mujeres experimenten una disminución del deseo sexual causado por múltiples factores:

·         Cansancio, a veces depresión, estrés.
·         Falta de sueño.
·         Atención focalizada en el recién nacido/a.
·         Cambios hormonales.
·         Temor al dolor (episiotomía o cesárea).
·         Temor al desempeño sexual.
·         Sensación de que el cuerpo es poco atractivo.

El temor al dolor a veces está relacionado con la experiencia de dolor durante el parto y
 algunos casos efectivamente hay dolor (dispareunia) durante las primeras relaciones sexuales, como consecuencia de la episiotomía y/o por la falta de lubricación vaginal (por el bajo nivel de  estrógenos).

El temor al desempeño del ejercicio de la función sexual se refiere a las dudas que tienen algunas mujeres respecto a si podrán excitarse como antes, si su vagina habrá cambiado o recibirá la penetración igual que antes, si logrará el orgasmo  igual a cuando lo obtenían antes del parto, si su pareja podrá obtener la misma satisfacción, etc. Ellas sienten que su cuerpo ha tenido una transformación tan intensa que se preguntan si la vida sexual será semejante a la que precedió al embarazo.

Un aspecto de esta transformación corporal es que las mujeres generalmente encuentran
 su cuerpo  poco atractivo, se sienten gordas, con estrías,  las mamas llenas de leche y doloridas, etc. Les cuesta creer que  pueden ser atractivas para su pareja. Al respecto, las mujeres tienen que hacer un proceso de aceptación de su imagen corporal que les toma un tiempo. Otros factores que pueden interferir el reinicio de las relaciones sexuales son el temor a tener complicaciones médicas y  a un nuevo embarazo.

Aún existiendo deseo sexual por parte de la mujer, hay otras dificultades como las interrupciones cuando el bebé demanda atención o la falta de privacidad que tienen muchas parejas de escasos recursos, por el hacinamiento en que viven. Así, a muchas mujeres "se les hace cuesta arriba" el reiniciar las relaciones sexuales, ya sea por razones personales o por circunstancias externas, algunas lo perciben como una "obligación" más que como algo placentero para ellas.

Por otro lado los hombres tienen a veces temor a que su pareja hayan cambiado sexualmente y a que su desinterés sexual sea  permanente. Otros  hombres comprenden la situación de su compañera en esta etapa y tienen la disposición de apoyarla, aun cuando a veces no sepan cómo hacerlo. Se ha observado que los hombres que participan en el parto generalmente son más comprensivos con la mujer, probablemente porque se dan cuenta de la intensidad física y emocional de la experiencia. Sin embargo, se produce una situación difícil cuando el hombre no entiende las dificultades y presiona a la mujer, llegando en casos extremos a la amenaza de "buscarse a otra".

El reinicio de la vida sexual debe de ser en  forma gradual y no exigente. La mujer puede tener mucha ansiedad y eventualmente desarrollar una disfunción sexual.

Hay que saber esperar, que probablemente no van a volver al ejercicio de la función sexual habitual en los primeros días. Al mismo tiempo, que pueden tomar este período como una oportunidad de enriquecer su relación buscando nuevas formas de acercamiento. En la sexualidad, igual que para todas las dimensiones del período postparto, se debe alentar a la pareja a conversar sobre sus necesidades, deseos y dificultades.

Es importante saber que su cuerpo se va a ir recuperando paulatinamente, y que aunque tal vez no llegará a ser el de antes, ella sí volverá a sentirse cómoda consigo misma en unos meses. La mujer debería comenzar su ejercicio de la función sexual por su propio deseo y como algo placentero y no por una sensación de deber o por imposición de su pareja. Hay dos elementos clave que favorecen una buena vida sexual en el postparto:

·         Lograr condiciones que permitan y estimulen el deseo sexual
·         Abordar la sexualidad en forma gradual, progresiva.

Entre las condiciones que favorecen el deseo sexual están  descansar  y que la pareja tenga momentos de intimidad emocional y sexual. Es decir, que tengan momentos para los dos, para conversar, para encontrarse. La ternura, los detalles son elementos fundamentales para la mujer, así como las caricias, la búsqueda de estímulos sexuales placenteros para ambos.

El reencuentro sexual no exigente y progresivo, por ejemplo, tener encuentros sexuales sin penetración o sin orgasmo. Si la mujer está muy asustada o su deseo sexual está inhibido por distintas razones, se puede incluso prescribir la actividad sexual sin coito (sin penetración  por algún tiempo). En un sentido más amplio, se puede invitar a la pareja a redescubrirse mutuamente, ya que las circunstancias han cambiado. (Nuevos roles, nuevas responsabilidades, el temor a un nuevo  embarazo, inicio de un método anticonceptivo adecuado, lubricación espontánea de la mujer no es suficiente, la adecuada cicatrización de la episiotomía o de la cesárea, la lactancia puede tener un efecto inhibidor del deseo sexual, ya que los niveles hormonales se mantienen bajos y la mujer está cansada y duerme poco  . Si el proceso no se desarrolla en forma adecuada es importante buscar ayuda para una  corrección oportuna. Hay que tener presente  estos aspectos que  pueden influir posteriormente en la calidad de la vida sexual de la mujer.