domingo, 14 de febrero de 2016

Sexualidad en el Postparto








El postparto puede ser un período difícil en relación a la sexualidad, requiere de ajustes en la pareja y de mucha comprensión mutua. Esta etapa  puede  ser de enriquecimiento de la vida sexual o el comienzo de conflictos de pareja. Sin embargo, muchas veces las parejas tratan de reiniciar la vida sexual como si no hubiera pasado nada, pasando por alto  los cambios que se produce entre ellos  y la necesidad de buscar una nueva forma de relación o un nuevo equilibrio.

Es importante tener presente que la forma, el momento y las condiciones en que se reinicia la vida sexual es variable de una pareja a otra.  La vida sexual se reinicia después de un período de abstinencia durante el embarazo, originado por  temor del hombre de provocar daño al feto o por previas indicaciones medicas por complicaciones en el embarazo (placenta previa, infecciones, riesgo de aborto, etc.) Durante el puerperio también se requiere un período variable de abstinencia (normalmente entre 15 y 30 días o la cuarentena de las abuelas), para asegurar la adecuada recuperación de los órganos reproductivo, prevenir infecciones u otros. Después de este tiempo, la mayoría de los hombres  quieren reiniciar lo más pronto posible las relaciones sexuales. Sin embargo, muchas mujeres están en una condición  diferente y quieren postergar la actividad sexual y coital.

En el postparto  frecuentemente las mujeres experimenten una disminución del deseo sexual causado por múltiples factores:

·         Cansancio, a veces depresión, estrés.
·         Falta de sueño.
·         Atención focalizada en el recién nacido/a.
·         Cambios hormonales.
·         Temor al dolor (episiotomía o cesárea).
·         Temor al desempeño sexual.
·         Sensación de que el cuerpo es poco atractivo.

El temor al dolor a veces está relacionado con la experiencia de dolor durante el parto y
 algunos casos efectivamente hay dolor (dispareunia) durante las primeras relaciones sexuales, como consecuencia de la episiotomía y/o por la falta de lubricación vaginal (por el bajo nivel de  estrógenos).

El temor al desempeño del ejercicio de la función sexual se refiere a las dudas que tienen algunas mujeres respecto a si podrán excitarse como antes, si su vagina habrá cambiado o recibirá la penetración igual que antes, si logrará el orgasmo  igual a cuando lo obtenían antes del parto, si su pareja podrá obtener la misma satisfacción, etc. Ellas sienten que su cuerpo ha tenido una transformación tan intensa que se preguntan si la vida sexual será semejante a la que precedió al embarazo.

Un aspecto de esta transformación corporal es que las mujeres generalmente encuentran
 su cuerpo  poco atractivo, se sienten gordas, con estrías,  las mamas llenas de leche y doloridas, etc. Les cuesta creer que  pueden ser atractivas para su pareja. Al respecto, las mujeres tienen que hacer un proceso de aceptación de su imagen corporal que les toma un tiempo. Otros factores que pueden interferir el reinicio de las relaciones sexuales son el temor a tener complicaciones médicas y  a un nuevo embarazo.

Aún existiendo deseo sexual por parte de la mujer, hay otras dificultades como las interrupciones cuando el bebé demanda atención o la falta de privacidad que tienen muchas parejas de escasos recursos, por el hacinamiento en que viven. Así, a muchas mujeres "se les hace cuesta arriba" el reiniciar las relaciones sexuales, ya sea por razones personales o por circunstancias externas, algunas lo perciben como una "obligación" más que como algo placentero para ellas.

Por otro lado los hombres tienen a veces temor a que su pareja hayan cambiado sexualmente y a que su desinterés sexual sea  permanente. Otros  hombres comprenden la situación de su compañera en esta etapa y tienen la disposición de apoyarla, aun cuando a veces no sepan cómo hacerlo. Se ha observado que los hombres que participan en el parto generalmente son más comprensivos con la mujer, probablemente porque se dan cuenta de la intensidad física y emocional de la experiencia. Sin embargo, se produce una situación difícil cuando el hombre no entiende las dificultades y presiona a la mujer, llegando en casos extremos a la amenaza de "buscarse a otra".

El reinicio de la vida sexual debe de ser en  forma gradual y no exigente. La mujer puede tener mucha ansiedad y eventualmente desarrollar una disfunción sexual.

Hay que saber esperar, que probablemente no van a volver al ejercicio de la función sexual habitual en los primeros días. Al mismo tiempo, que pueden tomar este período como una oportunidad de enriquecer su relación buscando nuevas formas de acercamiento. En la sexualidad, igual que para todas las dimensiones del período postparto, se debe alentar a la pareja a conversar sobre sus necesidades, deseos y dificultades.

Es importante saber que su cuerpo se va a ir recuperando paulatinamente, y que aunque tal vez no llegará a ser el de antes, ella sí volverá a sentirse cómoda consigo misma en unos meses. La mujer debería comenzar su ejercicio de la función sexual por su propio deseo y como algo placentero y no por una sensación de deber o por imposición de su pareja. Hay dos elementos clave que favorecen una buena vida sexual en el postparto:

·         Lograr condiciones que permitan y estimulen el deseo sexual
·         Abordar la sexualidad en forma gradual, progresiva.

Entre las condiciones que favorecen el deseo sexual están  descansar  y que la pareja tenga momentos de intimidad emocional y sexual. Es decir, que tengan momentos para los dos, para conversar, para encontrarse. La ternura, los detalles son elementos fundamentales para la mujer, así como las caricias, la búsqueda de estímulos sexuales placenteros para ambos.

El reencuentro sexual no exigente y progresivo, por ejemplo, tener encuentros sexuales sin penetración o sin orgasmo. Si la mujer está muy asustada o su deseo sexual está inhibido por distintas razones, se puede incluso prescribir la actividad sexual sin coito (sin penetración  por algún tiempo). En un sentido más amplio, se puede invitar a la pareja a redescubrirse mutuamente, ya que las circunstancias han cambiado. (Nuevos roles, nuevas responsabilidades, el temor a un nuevo  embarazo, inicio de un método anticonceptivo adecuado, lubricación espontánea de la mujer no es suficiente, la adecuada cicatrización de la episiotomía o de la cesárea, la lactancia puede tener un efecto inhibidor del deseo sexual, ya que los niveles hormonales se mantienen bajos y la mujer está cansada y duerme poco  . Si el proceso no se desarrolla en forma adecuada es importante buscar ayuda para una  corrección oportuna. Hay que tener presente  estos aspectos que  pueden influir posteriormente en la calidad de la vida sexual de la mujer.