La presión social hacia las mujeres es constante, cultural e histórica.
La presión social hacia las mujeres es estresante. Contar las calorías, no tener “barriga”, disimular la celulitis, demostrar inteligencia, soportar tacones y toda suerte de caprichos según dictámenes de la moda, ser delgada, estar bien vestida, competir con las amigas y compañeras, no quedarse solterona, tener hijos antes de los 30, ser excelente ama de casa, ser súper mama, súper ejecutiva, súper profesional, súper amante….cumplir las más altas expectativas ¿de quién?
La presión social hacia las mujeres es constante, cultural e histórica. Se arrastra desde que somos niñas y comienza muchas veces por nuestras madres y lo que observamos de las demás mujeres del entorno, amen de los medios de comunicación, y si es en países donde los concursos de belleza y el modelaje es una religión. Se enseña desde niña el ensañamiento contra el propio cuerpo por no cumplir los estereotipos de belleza impuestos muy ajenos a nuestra realidad cultural, multiétnica, geográfica, etc...
A las mujeres nos han enseñado a vivir para los demás y esto genera estrés, frustración, depresión, desesperanza, auto rechazo. Hemos sido educadas desde pequeñas para cumplir expectativas poco realistas que la sociocultural patriarcal han impuesto.
El mensaje es sencillo: Tienes que ser perfecta y es un bombardeo constante, subliminal, mensajes visuales hasta en las tapas de los refrescos!!! Aparecen por todas partes, incluso en las azoteas de los edificios, grandes! Espectaculares! se pueden leer mensajes que revelan los estereotipos femeninos convertidos en publicidad para las mujeres y las mujeres convertidas en mensaje como objeto sexual para los hombres… “Antes muerta que desangrentada”. Es más fácil conquistar a un hombre que a un espejo.
Y si es el caso del que él tipo te ha dejado por otra “más joven ”…. O mas delgada y una esta con sobre peso y recién parida!…lo primero que hacemos es correr como locas a auto agredirnos, autolesionarse…. A pasar la depresión bajo un bisturí o la más cruenta dieta para complacer la “presión social”,( porque te dejo por gorda), por un intento de recuperar al otro…. No estoy en contra de la cirugía plástica, ni las dietas para bajar de peso, pero debe de ser una decisión personal, de autovaloración y de satisfacción personal.
En el quehacer rutinario, estos estereotipos y estándares impuestos de belleza no sólo eso afectan en lo individual, sino también a un gran colectivo de mujeres que son discriminadas por no cumplir con lo impuesto. El asunto no es tan simple, sino que se violentan derechos sociales: se niega el acceso o mejoras laborales por ser: afrodecendientes, indígenas, gordas, incluso estamos viendo que ya ser mayor de 35 años es muy difícil encontrar un trabajo digno.
Y aunque muchas no lo quieran aceptar, parte del sistema capitalista es una publicidad dirigida a exacerbar y convertir en “anuncio” la presión social de mujeres hermosas, delgadas, rubias, perfiladas, exitosas, perfectas en todo y encima envidiadas.
Estos mensajes fueron interpretados en menoscabo del género femenino.
Son las mujeres quienes compran el 85 por ciento de todo lo que se fabrica en el mundo, así que para realizar esas campañas publicitarias se parte del de las relaciones emocionales de las mujeres con el consumo. La obsesión por la perfección nos ha llevado ya desde temprana edad al consumo de la cirugía plástica, de niñas que en su fiesta de 15 años piden prótesis mamarias.
De niñas vemos a nuestras madres y otras mujeres significativas mirarse obsesivamente al espejo, girar el cuerpo, torcer el cuello y quejarse por lo que no se es. La presión social de las madres se traslada hacia las hijas, entonces es histórica, es cultural.
Luego se socializa en el entorno, en la escuela y comienza también la competencia entre mujeres por ser la más bella!!!. Los patrones de belleza construidos por los medios de comunicación, son una presión subliminal de patrones de otras latitudes: mujeres altas, ojos claros, nariz perfecta, muy delgadas, todos estereotipos construidos y como referencia la muñeca Barby…..una referencia euro céntrica, nada coherente con la realidad latina, donde somos un crisol multiétnico.
Todo este bombardeo publicitario conduce a las mujeres a un consumismo “desmesurado” en ropa, maquillaje, cirugía estética y toda suerte de “no sé que cosas”, por estereotipos muy subjetivos. La realidad es que ante nosotras las mujeres dichos estereotipos se convierten en elementos vitales que bajan la autoestima, merman la autovaloración ante si mismas.
No es gratuito que hoy día, aumenten los índices de mujeres jóvenes y adolescentes que tengan algún trastorno alimenticio y que casi un 90 por ciento de la población mujer se preocupe por el número de calorías que consumen diariamente y por otro lado la explosión de comida rápida, dulces, riquísimos alimentos de altísimas calorías, sin nutrientes vitales para nuestro organismo…no es fácil, la cosa.
Así que mientras predomine un libre mercado donde seamos simplemente números de alto consumo, la influencia de los medios seguirá siendo determinante para que las mujeres vivan presas de estereotipos pues están bombardeadas de mensajes que nos obliga a exigir la perfección, el problema es que al no lograrlo nos sentimos muy mal, caemos en depresión y se puede llegar hasta el suicidio.
Por otro lado no hay la misma promoción de lo que significa ser saludable, el comer sano, el practicar un tipo de actividad física, el auto cuidado desde lo sano y placentero, la autovaloración, de que ser bella abarca muchos aspectos que van mas allá de lo físico, que la juventud no se acaba con la edad, es un asunto de actitud, enseñar lo que podemos tomar del mercado y que no.
La competencia entre iguales y la crítica constantes generan un estado de presión impresionante sobre nosotras las mujeres, más desvatador si es entre adolescentes, tanto que hoy en día prevalece el valor de la apariencia y se dejan atrás los alcances y logros profesionales, el esfuerzo personal de llegar a una meta. Por eso lo importante de retomarnos y revisarnos, ojo tampoco es caer en lo contrario, sino buscar el equilibrio pero desde lo saludable, armónico, equilibrado en todo los sentido, que no nos genere estrés, depresión y sobre todo sentirnos bien consigo misma, sin presiones.
Mientras continuemos pensando que nuestros logros están ligados exclusivamente a la apariencia física no podrá haber un cambio en las futuras generaciones, pues es un patrón de comportamiento que se hereda entre el mismo género de generación en generación. Somos muchísimas cosas mas intensas, que lo meramente físico y además bellas desde nuestra originalidad, tradiciones, realidad geográfica e histórica.
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