¿Qué es una Disfunción Sexual?
Existe una disfunción sexual cuando se alteran una o más fases de la respuesta sexual humana: deseo, excitación, orgasmo o resolución, impidiendo la realización “estándar de la respuesta sexual en un coito” de modo satisfactorio para sus actores.
La fase de deseo está ligada a la producción de fantasías (pensamientos) sexuales y eróticos, dando lugar al interés de ejecutar algún tipo de actividad relacionada con esa fantasía.
La fase de excitación es fundamentalmente vascular, ya que se congestiona la zona pélvica llenándose de sangre y produciendo la erección en el hombre y la lubricación y dilatación vaginal en la mujer.
La tensión sexual que aumenta progresivamente en la fase de excitación llegando a la fase de meseta (aumento de la frecuencia respiratoria, cardiaca, movimientos pélvicos…Etc.…excitación máxima), y luego se produce el orgasmo que consiste en una serie de contracciones musculares rítmicas coincidentes con la expulsión de semen en el hombre y la eyaculación femenina o espasmos musculares intensos en la mujer, junto con una sensopercepción de mucho placer y gratificante para ambos.
La fase de resolución consiste en el retorno al estado inicial de reposo y a todas aquellas modificaciones que se produjeron en los órganos genitales y en el resto del cuerpo.
El esquema explicado anteriormente no es un mecanismo perfecto, ya que las fases de la respuesta sexual pueden alterar su orden, saltearse o suspenderse.
Las Disfunciones Sexuales más comunes en el hombre y la mujer
Las Disfunciones Sexuales se ubican en las diferentes fases de la respuesta sexual. Puede verse alterada una sola fase o varias de ellas:
FASE DE DESEO
Cuando el trastorno se da en la fase de deseo nos encontramos con el deseo sexual inhibido o hipoactivo y el deseo sexual hiperactivo o adiccion sexual tanto en el hombre como en la mujer.
Deseo sexual hipoactivo:
El Deseo Sexual Hipoactivo (DSH) constituye uno de los trastornos más complejos de la clínica sexológica, tanto en lo que respecta a la identificación correcta de sus causas como a su tratamiento. Este cuadro consiste en la disminución o ausencia de fantasías sexuales y de las ganas de involucrarse en algún tipo de actividad sexual.
En general se trata de personas que prácticamente no piensan en el sexo de modo placentero, evitan las relaciones sexuales no porque les produzcan ansiedad o rechazo, sino por falta de interés. El funcionamiento sexual suele ser deficiente, tanto en lo que respecta a la fase de excitación como de orgasmo.
Las causas son complejas, y pueden involucrar factores físicos (enfermedades, uso de medicamentos, dolor), psicológicos (stress, depresión, preocupaciones, frecuencia sexual baja, pensamientos negativos), también muy vinculado a conflictos de pareja (relaciones disfuncionales, discusiones, violencia, cortejo pobre o inadecuado, déficit en la comunicación, infidelidad, no reconocer que el afecto que los unió un día ya no existe, la rutina) y sociales (exigencias estéticas y personales desmedidas, crisis socioeconómica, falta de información, etc.).
El diseño del tratamiento se realiza teniendo en cuenta las causas que están operando en el paciente en el momento de la consulta. Por ejemplo si de acuerdo con el diagnóstico del profesional el cuadro de inhibición del deseo sexual es secundario a una depresión, habrá que tratar primero esa patología; si es producto de una enfermedad médica como el hipotiroidismo, es necesario el abordaje de la enfermedad y evaluar posteriormente si el deseo mejoró; si creemos que la causa está relacionada con el consumo de un determinado fármaco, el médico verá la posibilidad de sustituirlo por otro que tenga una acción menos perjudicial sobre la esfera sexual, disminuir la dosis, suspenderlo temporariamente, utilizar antídotos, etc.
Si en cambio el especialista o terapeuta en sexología encuentra ciertas causas inmediatas (es decir mecanismos psicológicos, conductuales o de la interacción presentes en la escena sexual) en la base del trastorno, trabajará para su rápida modificación.
Deseo Sexual Hiperactivo o Adicción Sexual:
En esta situación no existe control del impulso sobre el deseo sexual, el cual se impone a la voluntad de la persona y por lo tanto no permite una vida con un desenvolvimiento saludable. El impulso sexual domina al pensamiento y prevalece sobre otro tipo de intereses (laborales, afectivos, pareja, etc.) impidiendo desarrollarse en esos aspectos.
Satisfacer un deseo sexual, que es insaciable, se convierte en una pesadilla porque todo el resto pasa a segundo plano. El rendimiento laboral, intelectual, las relaciones sociales y de pareja no pueden desenvolverse de manera normal y eso provoca sufrimiento psíquico en la persona que lo padece y su entorno.
La Adicción Sexual es cada vez más una situación común en una sociedad capitalista y consumista que fomenta las adicciones y el “todo ya”, aunque específicamente este tipo de adicción se da con mucha más frecuencia en hombres que en mujeres. La “ninfomanía” (Adicción Sexual femenina) es más una fantasía de los hombres, del mundo del cine que una realidad clínica.
El tratamiento de este trastorno no necesariamente debe estar en manos de un especialista en sexología, pero sí de un equipo multidisciplinario que indique estudios especiales y tratamiento farmacológico.
FASE DE EXCITACIÓN.
Cuando el trastorno aparece en la fase de excitación se presenta la Disfunción Sexual Eréctil en el hombre y la Disfunción sexual orgásmica tipo I en la mujer (mal llamada frigidez). En ambos casos, la insuficiente vasocongestión dificulta la función eréctil en el hombre y la lubricación y dilatación vaginal en la mujer.
Disfunción Sexual Eréctil:
La Disfunción Eréctil es la incapacidad para lograr y/o mantener una erección suficientemente rígida para la penetración hasta la finalización del ejercicio de la función sexual o coito. A pesar de ser un cuadro frecuente, algunos dicen que solamente el 11% de esos hombres consultan a un profesional para tratarse. Con el advenimiento de los vasoerectores la automedicación se ha hecho muy frecuente, incluso existe un aumento significativo de infección por VIH/SIDA en hombres mayores de 50 años, por la automedicacion y de no usar el preservativo como metodo de prevencion de las infecciones de transmision sexual, lo peor es que las personas infectadas con alguna ITS y no "tratadas terapeuticamente" son una cadena de transmision de dicha infeccion, si tienen una vida sexual promiscua.
Para referirnos a las causas es absolutamente necesario utilizar un enfoque interdisciplinario, y hablamos de una causalidad predominantemente física o predominantemente psicológica.
Las causas físicas más comunes son vasculares (hipertensión arterial, tabaquismo, fuga venosa), neurológicas (diabetes, esclerosis múltiple, alcoholismo, fracturas pélvicas), hormonales, quirúrgicas (operaciones de próstata,vejiga), medicamentosas (psicofármacos, antihipertensivos, antiácidos o de la esfera gástrica), entre otras.
Con respecto a las causas psicológicas, encontramos en la base de la Disfunción Eréctil algunos trastornos psiquiátricos (depresión, trastornos de ansiedad, esquizofrenia), factores vinculares (hostilidad conyugal, incompatibilidad sexual, crisis conyugales), mecanismos psicológicos presentes en la relación sexual (ansiedad anticipatoria, temor al fracaso, incapacidad para abandonarse a la experiencia sexual, monitoreo permanente de la función eréctil), factores ligados a la educación sexual (información falsa, degradación de la sexualidad, autoexigencia), entre otras.
Trastorno de la Excitación Sexual en la mujer:
El Trastorno de la Excitación Sexual en la mujer consiste en la dificultad para obtener una respuesta de excitación (lubricación y dilatación de la Vagina) suficiente para llevar adelante una relación sexual completa y satisfactoria.
En épocas pasadas se denominaba “frígida” a la mujer que tenía problemas para excitarse, actualmente se ha abandonado esta denominación desde la ciencia por ser incorrecta y peyorativa (aunque desde el común sigue siendo utilizada, para descalificar).
El Trastorno de la Excitación Sexual en la mujer o disfunción orgásmica tipo I es poco frecuente, a diferencia de la alta frecuencia registrada en el trastorno correspondiente a la fase de excitación en los hombres (Disfunción Eréctil). Al igual que el Hombre, existen factores médicos y psicológicos que están presentes en mayor o menor medida en este cuadro.
Lo que mas se observa en las mujeres es la disfunción orgásmica tipo II, en la cual esta presente el deseo sexual, la excitación (lubricación y dilatación vaginal) pero no se alcanza el “clímax” o respuesta orgásmica (contracción muscular y la sensación de placer) e igualmente consultan muy poco por ello.
Lo que mas se observa en las mujeres es la disfunción orgásmica tipo II, en la cual esta presente el deseo sexual, la excitación (lubricación y dilatación vaginal) pero no se alcanza el “clímax” o respuesta orgásmica (contracción muscular y la sensación de placer) e igualmente consultan muy poco por ello.
Las causas físicas más habituales son: bajo nivel de estrógenos después de la menopausia, trastornos neurológicos ((lesiones o enfermedades del Sistema Nervioso Central, diabetes, alcoholismo, etc.), trastornos endocrinos, infecciones vaginales, medicaciones (psicofármacos y otras).
Dentro de las causas psicológicas, encontramos las siguientes: ansiedad por el rendimiento (la mujer está preocupada por su rendimiento sexual lo cual dificulta su relajación, pero a su vez piensa que una mujer "decente" no tiene porque ocuparse de esas cosas..), rol de espectadora (la mujer monitorea su respuesta de excitación bloqueando los reflejos que constituyen esa respuesta), inadecuada estimulación física ( En muy frecuente que la pareja estimula a la mujer por muy poco tiempo, de manera apresurada, directamente en la zona genital, o de una forma diferente a la que ella espera, o él también tiene una disfunción sexual como lo es la eyaculación rápida o hay una fijación de método); comunicación deficiente respecto de lo que excita y lo que enfría a los miembros de la pareja.
FASE DE ORGASMO
En la fase orgásmica tenemos en el hombre Eyaculación rápida; Eyaculación Retardada o Aneyaculación entre otros, y en la mujer Anorgasmia o disfunción orgásmica tipo II.
Eyaculación Rápida:
Las definiciones de Eyaculación Rápida han ido variando a lo largo de las épocas. En algún momento se pudieron establecer criterios temporales que definían objetivamente lo que era una duración coital normal o anormal. Hoy pensamos que un hombre presenta esta disfunción cuando eyacula antes de lo que desea, es decir que no tiene un control voluntario o autopercepción del reflejo eyaculatorio.
Por supuesto que para hacer el diagnóstico de Eyaculación Rápida las dificultades deben ocurrir con regularidad e instaladas en el tiempo. La mayoría de las veces se trata de un trastorno sexual primario, es decir que el individuo lo padece desde el inicio de la actividad de la función sexual, manteniéndose o agravándose hasta el momento en que se decide ir a la consulta.
Los factores que provocan esta situación son múltiples, la más frecuente está asociada al aprendizaje. Desde este punto de vista se piensa que la Eyaculación Rápida es producto de un mal aprendizaje del control de la respuesta orgásmica. En este sentido son determinantes las experiencias masturbatorias o auto ejercicio de la función sexual en la adolescencia y de las primeras relaciones sexuales. Habitualmente encontramos que estos hombres se han condicionado a una auto estimulación particularmente rápida, tratándose de una simple descarga sin buscar la manera de prolongar el placer de la excitación previa al orgasmo.
A veces circunstancias o contexto inciden en la situacion previamente condicionada condicionada (falta de tiempo, espacio, información, educación de la sexualidad formal idonea que tome estos aspectos y no las charlas punitivas de una hora en el salon de clase muy lejana de la realidad de la adolescencia o pre puber, etc.)
A veces circunstancias o contexto inciden en la situacion previamente condicionada condicionada (falta de tiempo, espacio, información, educación de la sexualidad formal idonea que tome estos aspectos y no las charlas punitivas de una hora en el salon de clase muy lejana de la realidad de la adolescencia o pre puber, etc.)
Por lo general las primeras experiencias sexuales. Si se dan de manera rápida, como ocurre con las relaciones sexuales con trabajadoras sexuales, en un auto, en un lugar donde puede llegar alguien sorpresivamente, etc., también determinan esos condicionamientos la conducta coital. En síntesis, por uno u otro motivo se crea una mala costumbre o condicionamiento que luego la persona por sus propios medios no puede invertir o modificar.
El otro factor absolutamente relevante es la ansiedad u otros estados emocionales y psíquicos por el rendimiento sexual, entendida como la preocupación marcada por no eyacular. Tengamos en cuenta lo siguiente: no hay control posible si no percibo claramente las sensaciones que mi cuerpo me transmite. La regulación normal de la excitación sexual se lleva a cabo modificando las condiciones (estímulos sexuales) de acuerdo con la información que recibimos del estado de nuestra excitación.
La ansiedad, además de acelerarnos involuntariamente, se caracteriza porque el Individuo está tan preocupado y tenso por eyacular rápido o no eyacular y pendiente de la excitación de la mujer,si lograra satisfacerla porque entra en "juego su masculinidad", en ese estado de tension no siente lo que pasa con su cuerpo y cuando quiere tomar conciencia ya es demasiado tarde y no hay nada que hacer. Por esto decimos que la persona con eyaculación rápida no sufre de un exceso de excitación, sino de un exceso de ansiedad.
Eyaculación Retardada o Aneyaculación:
En este caso tampoco hay control de la eyaculación, pero al contrario de la Eyaculación rápida el hombre eyacula mucho tiempo después de lo deseado o Incluso no puede eyacular. No es el problema más frecuente en los hombres, ya que habitualmente la dificultad radica en no poder contenerse.
A veces es producto de otra disfunción sexual, por ejemplo disminución del deseo o de la firmeza eréctil.
Las causas psicológicas más frecuentes son: hábitos masturbatorios no convencionales, por ejemplo presionar fuertemente el Pene con las manos o contra el colchón, de modo tal que las paredes de la Vagina no presionan ni estimulan lo necesario para provocar la eyaculación al estar acostumbrado a un estímulo más intenso; también la ansiedad por el rendimiento, incapacidad para relajarse, incompatibilidad sexual, dificultades de pareja, depresión u otros trastornos psicológicos.
Las causas físicas que encontramos son dosis altas de alcohol, narcóticos y sedantes; antidepresivos Tricíclicos e IRSS; trastornos neurológicos producidos por lesiones, accidentes, cirugías o enfermedades (diabetes, alcoholismo, hernia de discos, esclerosis múltiple).
Disfunción Orgásmica tipo II:
La Disfunción Orgásmica tipo II, es una de las consultas y preocupaciones más comunes en las mujeres y sus parejas. Se trata de la ausencia o retraso en la respuesta orgásmica tras una fase de excitación sexual normal y la presencia de estimulación efectiva. Estas mujeres en general tienen un interés sexual normal, se excitan sin dificultades y llegan hasta la fase de meseta (máxima excitación sexual) sin poder “gatillar” el orgasmo, es decir que no se desencadena el reflejo. Es importante señalar que las mujeres que no alcanzan el orgasmo solamente con la estimulación coital pero sí con la ayuda de otros medios (manual, oral, uso de un masajeador eléctrico, etc.) no son anorgásmicas, tienen fijación de método
(Que también es una patología o disfunción sexual).
De hecho, según las conclusiones de diversos estudios de investigación refieren que sólo 3 de cada 10 mujeres consiguen su orgasmo con el estímulo exclusivo de la penetración vaginal, sin estimulación clitorídea directa. De allí la practica muy extendida en el continente africano y diversos países de la mutilación genital en las mujeres a partir de los 3 años de edad bajo las condiciones mas crueles que se puedan imaginar…..
Este trastorno lo sufre la mujer por no poder completar el ciclo de su respuesta sexual, y el hombre por sentirse responsable del problema y “poco útil en su rol de masculinidad”. Para la mayoría de las parejas, el orgasmo de la mujer no sólo indica la satisfacción sexual experimentada por ella, sinocomo lo mencione en parrafos anteriores, también la habilidad sexual de él, reafirma su masculinidad. Y con el conocimiento que hoy dia las mujeres pueden accesar o segun su experiencia previa, por supuesto que quiera o no, caera en la comparacion, que muchas veces no puede decir o sugerir recomendaciones, porque esta cuestionando asuntos de masculinidad, que tendra como retroalimentacion una respuesta violenta.....suele ocurrir
Tambien la mayoría de las mujeres que tienen este problema, no han aprendido a conocer sus puntos físicos sensibles y la manera de estimularlos, habiendo tenido la mayoría una experiencia masturbatoria pobre en cantidad y calidad y también las condiciones de iniciación sexual similar a los hombres que padecen de eyaculación rápida. Es muy frecuente ver parejas en las que él tiene eyaculación rápida y ella disfunción orgásmica tipo II. Ambas disfunciones se “retroalimentan”
El orgasmo es una respuesta refleja desencadenada por los estímulos proporcionados de manera efectiva. Por lo tanto, si la mujer no sabe qué parte de su anatomía física y genital estimular y de qué manera hacerlo, no podrá alcanzar el orgasmo sola ni transmitirle a su pareja cómo estimularla adecuadamente. La pareja por su parte, difícilmente pueda adivinar cuales son los medios que conducen al orgasmo, ya que los métodos de estimulación sexual del hombre y de la mujer son esencialmente distintos.
Es común también en la mujer con este problema, la ansiedad por el rendimiento (ya descripta en otras disfunciones) y la hipervigilancia de la propia respuesta sexual, que impiden el abandono a la experiencia sexual y bloquean el “gatillo” orgásmico.
Por último, en algunos casos la Disfunción Orgásmica tipo II es producto de la inadecuada o insuficiente estimulación sexual por parte de la pareja, a veces sostenida por la complicidad que proporciona la ausencia de diálogo sexual, los antecedentes de experiencias traumáticas, una estricta educación religiosa y moralista, el aprendizaje social del genero donde a la mujer se le niega el aprendizaje del placer, etc.
Las causas físicas son poco comunes. Algunas de ellas son: dosis altas de alcohol, narcóticos y sedantes; antidepresivos Tricíclicos e IRSS; trastornos neurológicos producidos por lesiones, accidentes, cirugías o enfermedades (diabetes, alcoholismo, hernia de discos, esclerosis múltiple).
Vaginismo:
Es la contracción involuntaria de los músculos que rodean la entrada de la Vagina y que impide la penetración. Se produce cuando el Pene o algún objeto intentan ingresar en la Vagina, dando lugar a un reflejo condicionado (respuesta automática aprendida) que la mujer no puede controlar.
Habitualmente se trata de un trastorno presente desde el inicio de la actividad sexual. En algunos casos es síntoma de una Fobia Sexual (general o ala penetración), y en otros una respuesta aprendida producto de la falta de información, el temor al dolor, inexperiencia sexual o un inicio sexual insatisfactorio, educación religiosa y moralista muy estricta. A veces (aunque de modo poco frecuente) se presenta luego de un período de tiempo de actividad sexual satisfactoria como consecuencia de dolores por causas médicas, situaciones traumáticas, trastornos psicológicos o del vínculo de pareja.
Las mujeres con Vaginismo tienen una buena capacidad sexual para excitarse e incluso alcanzar el orgasmo. Su problema es específicamente la penetración. El Vaginismo es la causa principal de los Matrimonios No Consumados.
Incompatibilidad sexual:
La pareja no coincide con las expectativas sexuales (el llamado “mapa de amor”) de la persona. Por lo tanto el deseo sexual y la respuesta sexual se ven comprometidos al no resultar el otro atractivo para uno. Para ser claro, no coinciden las preferencias sexuales (características físicas, personalidad, comportamiento sexual) con las particularidades del compañero/a.
Suele ser común en las parejas que no se eligieron por la atracción sexual sino por otros factores: seguridad afectiva, deseo de formar una familia, presiones externas, interés económico, un mientras tanto… etc.
Desintonía en la frecuencia sexual:
Hay un desacuerdo entre las necesidades de frecuencia sexual entre los miembros de la pareja. Uno de ellos tiene una frecuencia más alta y el otro más baja. Si no hay una modalidad funcional de comunicación esta discrepancia puede conducir a acusaciones mutuas de ser enfermo (por falta o por exceso) y así el alejamiento es cada vez mayor. En general encontramos que ninguno de los dos es “enfermo”, sino que se encuentran ubicados en los dos polos opuestos del deseo sexual normal: uno en el “normal alto” (deseo sexual alto, buena respuesta sexual y búsqueda de estímulos sexuales) y otro en el “normal bajo” (buena respuesta sexual, presencia de fantasías sexuales aunque menos frecuentes y no búsqueda de relación sexual pero sí respuesta ante el estímulo sexual).
En la terapia de rehabilitación de la salud sexual se trabaja para esclarecer criterios de normalidad y anormalidad, y en la búsqueda de un acuerdo que concilie las diferencias entre los miembros de la pareja. El tratamiento se diseña de acuerdo a la causa diagnosticada.
Algunas clasificaciones para tener en cuenta
¿Primario o secundario?
Éste ítem hace referencia al momento de inicio de la Disfunción Sexual. Si la persona la padece desde el inicio de la actividad sexual entonces se trata de un trastorno “primario”. Si al contrario aparece luego de un período de actividad sexual satisfactoria es “secundario”.
¿Generalizado o situacional?
Un trastorno “generalizado” se manifiesta en todas las situaciones de relación sexual. Un trastorno “situacional” es específico a una situación determinada y el funcionamiento sexual es satisfactorio en otras situaciones. Por ejemplo el problema se presenta en la pareja estable y no en la relación paralela; o se produce en situaciones predecibles y no en actos espontáneos, etc.
Gravedad de la disfunción
La gravedad de la disfunción depende de la frecuencia con que se presenta. Por ejemplo si aparece una de cada cuatro veces (25%) es “leve”; dos de cada cuatro veces (50%) “moderado”; tres de cada cuatro veces (75%) grave; cuatro de cada cuatro veces (100%) “severo”.
También hay que considerar el tiempo de evolución de la disfunción. En general para diagnosticar una Disfunción Sexual como tal la dificultad debe aparecer durante un período de tres a seis meses como mínimo.
¿Psicológico u orgánico, mixto?
Aquí se entra en polémica. La mayoría de expertos y expertas en su experiencia profesional saben que las disfunciones no son totalmente psicológicas o físicas. Se refiere a términos “predominantemente psicológicos” o “predominantemente orgánicos”. Los conocimientos del profesional, su experiencia y las diferentes pruebas diagnósticas que implementa son las herramientas para precisar el diagnóstico y planificar la intervención en la rehabilitación de la salud sexual.
EXCELENTE INFORMACIÓN..
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