El postparto puede ser un período difícil
en relación a la sexualidad, requiere de ajustes en la pareja y de mucha
comprensión mutua. Esta etapa puede ser de enriquecimiento de la vida sexual o el
comienzo de conflictos de pareja. Sin embargo, muchas veces las parejas tratan
de reiniciar la vida sexual como si no hubiera pasado nada, pasando por alto los cambios que se produce entre ellos y la necesidad de buscar una nueva forma de relación
o un nuevo equilibrio.
Es importante tener presente que la
forma, el momento y las condiciones en que se reinicia la vida sexual es variable
de una pareja a otra. La vida sexual se
reinicia después de un período de abstinencia durante el embarazo, originado por
temor del hombre de provocar daño al
feto o por previas indicaciones medicas por complicaciones en el embarazo (placenta
previa, infecciones, riesgo de aborto, etc.) Durante el puerperio también se
requiere un período variable de abstinencia (normalmente entre 15 y 30 días o
la cuarentena de las abuelas), para asegurar la adecuada recuperación de los órganos
reproductivo, prevenir infecciones u otros. Después de este tiempo, la mayoría
de los hombres quieren reiniciar lo más
pronto posible las relaciones sexuales. Sin embargo, muchas mujeres están en una
condición diferente y quieren postergar
la actividad sexual y coital.
En el postparto frecuentemente las mujeres experimenten una
disminución del deseo sexual causado por múltiples factores:
·
Cansancio,
a veces depresión, estrés.
·
Falta de
sueño.
·
Atención
focalizada en el recién nacido/a.
·
Cambios
hormonales.
·
Temor al
dolor (episiotomía o cesárea).
·
Temor al
desempeño sexual.
·
Sensación
de que el cuerpo es poco atractivo.
El temor al dolor a veces está
relacionado con la experiencia de dolor durante el parto y
algunos casos efectivamente hay dolor (dispareunia)
durante las primeras relaciones sexuales, como consecuencia de la episiotomía
y/o por la falta de lubricación vaginal (por el bajo nivel de estrógenos).
El temor al desempeño del ejercicio de la
función sexual se refiere a las dudas que tienen algunas mujeres respecto a si
podrán excitarse como antes, si su vagina habrá cambiado o recibirá la
penetración igual que antes, si logrará el orgasmo igual a cuando lo obtenían antes del parto,
si su pareja podrá obtener la misma satisfacción, etc. Ellas sienten que su
cuerpo ha tenido una transformación tan intensa que se preguntan si la vida
sexual será semejante a la que precedió al embarazo.
Un aspecto de esta transformación
corporal es que las mujeres generalmente encuentran
su
cuerpo poco atractivo, se sienten gordas,
con estrías, las mamas llenas de leche y
doloridas, etc. Les cuesta creer que pueden ser atractivas para su pareja. Al
respecto, las mujeres tienen que hacer un proceso de aceptación de su imagen
corporal que les toma un tiempo. Otros factores que pueden interferir el
reinicio de las relaciones sexuales son el temor a tener complicaciones médicas
y a un nuevo embarazo.
Aún existiendo deseo sexual por parte de
la mujer, hay otras dificultades como las interrupciones cuando el bebé demanda
atención o la falta de privacidad que tienen muchas parejas de escasos
recursos, por el hacinamiento en que viven. Así, a muchas mujeres "se les
hace cuesta arriba" el reiniciar las relaciones sexuales, ya sea por razones
personales o por circunstancias externas, algunas lo perciben como una
"obligación" más que como algo placentero para ellas.
Por otro lado los hombres tienen a veces
temor a que su pareja hayan cambiado sexualmente y a que su desinterés sexual
sea permanente. Otros hombres comprenden la situación de su
compañera en esta etapa y tienen la disposición de apoyarla, aun cuando a veces
no sepan cómo hacerlo. Se ha observado que los hombres que participan en el parto
generalmente son más comprensivos con la mujer, probablemente porque se dan
cuenta de la intensidad física y emocional de la experiencia. Sin embargo, se
produce una situación difícil cuando el hombre no entiende las dificultades y
presiona a la mujer, llegando en casos extremos a la amenaza de "buscarse
a otra".
El reinicio de
la vida sexual debe de ser en forma
gradual y no exigente. La mujer puede tener mucha ansiedad y eventualmente
desarrollar una disfunción sexual.
Hay que saber esperar, que probablemente no
van a volver al ejercicio de la función sexual habitual en los primeros días. Al
mismo tiempo, que pueden tomar este período como una oportunidad de enriquecer
su relación buscando nuevas formas de acercamiento. En la sexualidad, igual que
para todas las dimensiones del período postparto, se debe alentar a la pareja a
conversar sobre sus necesidades, deseos y dificultades.
Es importante saber que su cuerpo se va a
ir recuperando paulatinamente, y que aunque tal vez no llegará a ser el de antes,
ella sí volverá a sentirse cómoda consigo misma en unos meses. La mujer debería
comenzar su ejercicio de la función sexual por su propio deseo y como algo
placentero y no por una sensación de deber o por imposición de su pareja. Hay
dos elementos clave que favorecen una buena vida sexual en el postparto:
·
Lograr
condiciones que permitan y estimulen el deseo sexual
·
Abordar la
sexualidad en forma gradual, progresiva.
Entre las condiciones que favorecen el
deseo sexual están descansar y que la pareja tenga momentos de intimidad
emocional y sexual. Es decir, que tengan momentos para los dos, para conversar,
para encontrarse. La ternura, los detalles son elementos fundamentales para la
mujer, así como las caricias, la búsqueda de estímulos sexuales placenteros
para ambos.
El reencuentro sexual no exigente y
progresivo, por ejemplo, tener encuentros sexuales sin penetración o sin
orgasmo. Si la mujer está muy asustada o su deseo sexual está inhibido por
distintas razones, se puede incluso prescribir la actividad sexual sin coito (sin
penetración por algún tiempo). En un
sentido más amplio, se puede invitar a la pareja a redescubrirse mutuamente, ya
que las circunstancias han cambiado. (Nuevos roles, nuevas responsabilidades,
el temor a un nuevo embarazo, inicio de
un método anticonceptivo adecuado, lubricación espontánea de la mujer no es
suficiente, la adecuada cicatrización de la episiotomía o de la cesárea, la
lactancia puede tener un efecto inhibidor del deseo sexual, ya que los niveles
hormonales se mantienen bajos y la mujer está cansada y duerme poco . Si el proceso no se desarrolla en forma
adecuada es importante buscar ayuda para una corrección oportuna. Hay que tener
presente estos aspectos que pueden influir posteriormente en la calidad de
la vida sexual de la mujer.
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